Periodo de realización: 2019
Financiación: Altuna y Uria, S.A.
Trabajos realizados: Valoración del espacio y excavación arqueológica.
Equipo responsable: Leandro Sánchez Zufiaurre, Eder Domínguez Ballesteros, Joseba López de Ocáriz Casas, Nebai Callejo Astúlez.
Con motivo de la futura construcción de un complejo residencial en el espacio denominado como Ámbito A-05 Lomi Power del PGOU de Ermua (Bizkaia) se hizo necesaria la intervención arqueológica con el fin de conocer el potencial arqueológico de su subsuelo. Este espacio tiene una superficie de 3.672,76 km2 y cuenta, dentro de sus límites, con la ZPA nº 11 del municipio de Ermua.
La Zona de Presunción Arqueológica nº 11 de Ermua, conocida como Molino (Matxin), se ubica a la entrada de dicha localidad, a la derecha de la BI-634, llegando desde el oeste. Se sitúa al oeste de un edificio actualmente en ruinas y que presenta una inscripción en un esquinal con fecha de 1791. Al parecer, el terreno fue allanado con el fin de convertirlo en espacio para huertas en época reciente. Previamente al inicio de la intervención arqueológica no se apreciaba resto alguno del molino en superficie y el solar se encontraba cubierto parcialmente por escombros y materia vegetal.
Si atendemos a las fuentes, en el barrio de Zubiaur, al que se circunscribe este espacio, se encuentra documentada la existencia de varios molinos desde 1704, pero no se ha podido identificar ninguno de ellos con el que nos ocupa. Sin embargo, la existencia del edificio del siglo XVIII, junto con otras evidencias, han hecho que el Centro de Patrimonio Cultural Vasco decidiera mantener el área como posible emplazamiento del molino.
En el extremo oriental del solar, los trabajos de desbroce y desescombro permitieron definir con nitidez los límites físicos de la antigua casa que ocupaba esta zona del solar. Esto permitió observar con claridad la totalidad del muro sur de mampostería, parte del muro oeste −de idéntica fábrica−, el límite con el solar de la parcela contigua al este −del cual solo se mantenía en pie, alterado por varias modificaciones de época reciente, parte del muro de sillería de finales del s. XVIII− y parte del cierre norte de mampostería.
Durante la excavación se documentó una gran estructura circular de ladrillo macizo identificada como un horno.
La excavación permitió ver diferentes fases:
En primer lugar, una vivienda que en 1791 se encontraba edificada. Tras esta obra se realiza el horno documentado.
Este horno se construye realizando una estructura de base formada por mampuestos calizos. Esta estructura presentaba una planta cuadrangular en su exterior y circular en su cara interna. En la parte exterior, al oeste y sur, presentaba un canal, probablemente destinado a la ventilación. En el interior tenía forma escalonada, con la finalidad de introducir el revestimiento de ladrillos, y una base de mampuestos de forma tabular que supondría la superficie activa del horno. El revestimiento de ladrillos se adosaba a esta estructura y, en el interior del horno, se documentó una estructura de ladrillos de planta rectangular unida a ella y que fue interpretada como la boca del horno. Esta estructura presentaría originalmente una bóveda y su apertura quedaría orientada hacia el solar contiguo, desde donde se alimentaría de combustible el horno. Por lo tanto, entendemos que el horno, formado por estas tres unidades estratigráficas, se construyó en un único momento, posterior a 1791.
Inicialmente, su función concreta no estuvo clara. En principio, por su gran tamaño (4 metros de diámetro), podría parecer un alto horno; además, las escorias encontradas en algunos niveles podían apuntar en este sentido. Sin embargo, la arcilla con la que estaban cogidos los ladrillos de su revestimiento no se encontraba cocida, sino que seguía siendo plástica hoy en día. Las temperaturas necesarias para el funcionamiento de un alto horno (en torno a 1000 °C) son muy superiores a las que cuecen la arcilla (a partir de 850°C), por lo que esta situación invalidaba que se tratase de un horno de este tipo. Además, en su interior no encontramos escorias metálicas, ya que todas fueron halladas en niveles superiores. En este sentido podríamos decir que, si se trataba de un alto horno, jamás fue utilizado, situación que consideramos improbable.
No obstante, y a pesar de su gran tamaño, parece tratarse de un horno de pan. En este caso, las temperaturas necesarias para cocinar el pan (en torno a 200 °C) son inferiores a las necesarias para cocer la arcilla. Además, vecinos de la zona atestiguaron la presencia de una panadería ubicada en este solar que, con seguridad, funcionaba a principios del siglo XX y, probablemente, también a finales del siglo XIX. Por todo ello, y combinándolo con los datos estratigráficos y los aportados por el escaso material recuperado, creemos que se trata del horno de una panadería que funcionó en este periodo.
Posteriormente, durante el siglo XX, la panadería se convierte en una vivienda que sufrió diferentes obras.
En definitiva, podemos destacar tres fases: la primera fase sería anterior a 1791; la segunda abarcaría los s. XIX-XX y la última fase, la más reciente, abarcaría desde las últimas décadas del s. XX hasta el momento presente.
Esta intervención aportó datos muy interesantes sobre los diferentes usos que ha sufrido el solar en época contemporánea. Además, permitió atestiguar la ausencia del denominado Molino Matxin en este espacio concreto del casco urbano de Ermua.